CRISÁLIDA DEL AIRE

Por José Álvarez

 

Hisae Yanase renunció desde sus inicios artísticos a los modos de representación convencionales. All art is experimental, or it isn’t art, escribió el crítico Gene Youngblood en los años 60, y a esta máxima se ha ajustado Hisae a lo largo de su dilatada carrera profesional, dejando tras de sí un continuum creador que fascina por su constante mutabilidad, a la vez que permite detectar un estilo característico acentuado a lo largo de los años.

En Ficciones, Hisae presenta un gran bloque temático dedicado a la crisálida como forma y como metáfora, compuesto por las piezas Crisálida de aire y la serie Sanagi (crisálida, en nipón), que consta de un conjunto de piezas en esmalte envueltas y suspendidas, junto a una amplia selección de dibujos basados en la misma idea.

Crisálida de aire es una escultura organicista realizada con cerámica (gres, arcilla coloidal y reducción parcial), papel, hierro y algodón, de aspecto fusiforme, de 190 cm de altura y 100 cm de diámetro. Su acabado es el de una pieza rotunda, que une la suavidad de su cubierta de algodón a la frágil dureza de sus añadidos cerámicos. Suspendida en el aire, ligera en su voluminosidad, dotada de un casi imperceptible movimiento por inercia, Crisálida de aire pareciera esperar el momento de su eclosión, la transformación de su ser en otro estado. Es esta mutabilidad de las cosas la línea argumental que Hisae Yanase ha desarrollado en Ficciones y que encuentra su mayor visibilidad en la amplia serie Sanagi.

Sanagi como línea de trabajo parte de la obra homónima creada en el centro de arte La Fragua (Belalcázar, Córdoba) en 2011. El proceso de fabricación de la pieza fue registrado en video por Julia Soler, grabación que permite al espectador acercarse al desarrollo creativo desde su inicio y que se incorpora a la exposición por su interés documental.

Sanagi, la crisálida, es quizá una de las metáforas que mejor se ajustan a la creación artística por su condición de proceso de maduración y superación de estadios. Es obvia asimismo su relación con la gestación en el vientre materno; el tiempo de espera, el deseo de conocer lo porvenir y la inquietud por éste. Las crisálidas de Hisae, suspendidas tras su velo, esconden tras su aparente hermetismo e inaccesibilidad una vida minúscula, una novedosa conexión con el universo manga en forma de personajes kawaii4. Estos chibi –mocosos, niños traviesos–, son generalmente presentados en la cultura otaku con propósitos cómicos por su imprevisibilidad infantil. En Sanagi, los chibi se han instalado en las esculturas, de las que emergen de sus recovecos y hendiduras, escalando sus topes o apareciendo desde cualquier ángulo, dispuestos para sorprendernos.