Córdoba Arte Contemporáneo 1957-1990 . Hisae Yanase

Por Ángel Luis Pérez Villén

 

Hisae Yanase nace en 1943 en Chiba Impagun (Japón) y estudia en una escuela de diseño de Tokio el tratamiento del cuero, motivo éste que le acercará hasta Córdoba –  en un viaje por Europa que comienza en 1968 , habida cuenta del peso de la ciudad en la tradición de los cordobanes y guadamecíes. Pero una vez aquí comprueba que el mundo del cuero se reduce solamente a reproducir la tradición secular y que no incorpora temáticas, técnicas y conceptos contemporáneos. Esta tesitura, que termina decepcionándole, no le impide relacionarse con autores cordobeses  José Duarte entre otros  que en aquellos primeros setenta se muestran muy interesados por la idiosincrasia de los murales cerámicos, como plataforma de unificación de las artes y de reivindicación social ;actividad que en manos del escultor, pintor y ceramista Arcadio Blasco cobra matices emblemáticos.

 Conoce a Alfonso Ariza, que ya entonces cultivaba la cerámica, y decide entregarse a ésta, máxime al comprobar «in situ» la gran diferencia que media entre la tradición cerámica de su país, muy fuerte, pero también anclada en la tradición secular que impide cualquier tipo de reformulación, con la que en Córdoba y por extensión España desempeña, caracterizada quizás por la amplitud y las posibilidades expresivas que ofrece, por su libertad y creatividad. Después de su formación específica en Manises y Sargadelos, Hisae Yanase sustituye en 1976 a Frasquiel, como profesora de cerámica de la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba, desde donde ha venido formando a jóvenes generaciones de ceramistas cordobeses, quienes siempre han encontrado en ella el aliento y el empuje necesarios.

 Admitida la condición de arte aplicada para la cerámica, es también del todo cierto que en manos de algunos autores adquiere la autonomía de las artes plásticas, en igualdad de condiciones que la pintura o la escultura. No se trata sólo de deslindar las funciones ornamentales o de uso que tradicionalmente se le han atribuido, como de trascender la condición suntuaria, de arte menor que  en muchos casos más perniciosa que otra cualquiera  lastra su evolución y emancipación. Esta liberación se ha conseguido en España gracias a la labor de varios autores que, como muy bien protagoniza Arcadio Blasco, han dotado a la disciplina del rigor constructivo y analítico, de la capacidad creativa y resolutiva, de la autonomía lingüística y las posibilidades expresivas, de la libertad, flexibilidad y autonomía plásticas, que hoy ostenta.

 Hisae Yanase, que en ningún momento ha puesto en duda tales categorías y cuya producción ha sido expuesta en multitud de galerías nacionales e internacionales (Italia, Suiza y Japón ), comienza a trabajar   en la reformulación de una figuración, que tiene su origen en la metamorfosis de las naturalezas muertas. Algunas de estas formas tan personales parten de visiones de insectos y animales, que son sometidas a un proceso de abstracción, resultando como consecuencia un rosario magmático de formas organicistas. De esta serie de obras, y mediante un proceso de síntesis, llega a concebir el volumen, al que añade elementos simbólicos que aluden a aquélla perdida naturaleza.

 Estos símbolos actúan como reclamo poético del espectador, pero nunca desvían la atención de éste de lo primordial : el tratamiento epidérmico del barro, que en este sentido actúa como un lienzo en el que conviven la gestualidad del expresionismo abstracto con las sutilezas líricas de las calidades pictóricas.

«Las obras de Hisae Yanase combinan el refractario y la porcelana  afirma Yolanda Puche -, la investigación de esmaltes, las técnicas de Rakú y las Carbonaciones, con la referencia del agua como elemento plástico sugerente, contrastando en su discurrir con la piedra y el muro  porcelanaagua y refractariotierra  en una expresión tan fluida como espontánea, en formatos amplios de mural, placas y formas escultóricas.»

 El barro como elemento natural tiene su correspondencia temática en sus trabajos, recapitulando inconscientemente la tradición japonesa del paisaje, el tremendo respeto que por la naturaleza sienten los artistas japoneses; motivo recurrente de una gran parte de sus manifestaciones artísticas, en las que mediante un trazo sencillo dejan impresa en el papel la huella impresionista de las montañas inaccesibles, coronadas por la nieve, el transcurso de las aves y el envolvente espacio atmosférico que prende en la memoria del autor.

 Este repertorio, que nunca ha mediatizado la impronta de su trabajo con anécdotas suntuarias, ha evolucionado hasta resolverse en el contrapunto de la tierra y el agua (la nieve fundida, que a consecuencia de la gravedad, precipita agresivamente y se encauza entre dos franjas de terreno), manifestado en su serie Camino de agua ,que en definitiva viene a reproducir un enfrentamiento de procedimientos cerámicos; unos que potenciarán la solidez y el anclaje de las formas pétreas, otros que denotarán la fluidez, transparencias y reflejos del agua, en movimiento o estancada.

 Las series de los Paisajes (en paneles cerámicos planos con diferentes formas fragmentadas) y los Pájaros (elementos exentos que reproducen metonímicamente aves en diferentes actitudes) preludian los actuales paneles cerámicos, en los que  el ingrediente acuático ya no procede del medio natural, sino que tiene su punto de partida en la urbe, en las fuentes públicas, en los charolados reflejos del asfalto mojado, en el efecto moiré del agua empapando una pared. Las piezas escultóricas, que tuvieron un preludio como formas montañosas, han trascendido el volumen y en menor cantidad la masa pétrea  consustancial al material , tornándose en gotas de agua que aligeran el concepto de forma cerrada y que motivan la aparición de algunos resquicios, que posibilitan un tímido diálogo espacial interiorexterior.